Era Obediente y Tranquila, Ahora, Contestona y Rebelde
De
por sí, con esta cuarentena todos estamos peleándonos, y ahora, viene ésta con
su cuento de responderle a uno por todo, ya me llenó la taza y le dije sus
cuatro cosas.
Cristina,
40 años, Colombia
Así
como Cristina, hay muchas madres, sobre todo, latinas, que me consultan por los
cambios de “personalidad” que viven sus hijas e hijos entre los 10 y 25 años (sí
es un rango grande, pero sí, es la realidad de nuestro cerebro en desarrollo en
esas edades que nos hace formarnos una “personalidad” diferente), y, en estos
días, con esto de la cuarentena, evidentemente, por pasar más tiempo en casa, la
queja ha venido en aumento.
Sé
lo desesperante que puede llegar a ser el convivir con un pre-adolescente,
adolescente o joven adulto pues, en esta cuarentena, he tenido que convivir con
una de 17 años, así que, entiendo perfectamente el reto que significa y el
desajuste emocional que llega a causar en un adulto y, más en este
confinamiento, este tipo de comportamientos “rebeldes”.
Y
es que de este tema hay mucho que hablar, mucho que SENTIR y RESIGNIFICAR,
mucho que aprender adultos y jóvenes, mucho que hacer de “trial and error”, y, en
contraste, muy pero muy poco es lo que nos han enseñado en salud emocional y
mental y de estrategias y educación emocional a padres, profesores y adultos.
Así
que, éste será otro de varios artículos más sobre el asunto y la primera parte
de este tema. Está pendiente el asunto de la importancia de las reglas para la
convivencia, la necesidad de autoridad y “respeto” de los padres, profesores y
adultos (muy importante, real y, en algunos aspectos válido y, en otros, desconectado
de la realidad), la necesidad de retomar la disciplina (que no la sumisión) y
la perseverancia como cualidades deseables en los jóvenes, el poder de las
redes sociales y su efecto en los adolescentes y jóvenes, entre otros temas
relacionados.
Ahora
bien, para este escrito, trataré lo que hemos trabajado en unos casos que vengo
revisando desde hace 10 años para acá y compartiré los conocimientos neuropsicológicos
y psicológicos, científicamente comprobados, las estrategias en
educación emocional probadas como efectivas y las herramientas en
disciplina positiva y respetuosa que les ha servido a mis clientes (madres
e hijas) al adoptar un enfoque de disciplina respetuosa con el joven y con el
adulto.
Algo
que he tratado en otras ocasiones y en mis posts es que las generaciones de los
80’s y hacia atrás, en general, en Centro y Sur América, hemos sido criadas
bajo las ideas: “cuidadito y me respondes”, “no le alces la voz a tu papá”, “tienes
que ser el modelo de tu hermanito/a así que no te vayas a equivocar”, “y tú, ¿qué
te crees? ¡Atrevida! No tienes derecho a preguntar”, “calladita que así te ves
más bonita”, “Bueno y, ¿A ti quién te dijo que podías opinar?, aquí se hace y
se piensa como yo digo”, “y te voy a lucir frente a tus amigos si sigues así” y…
puedo seguir… pero, en estos me quedaré porque estos son los que hoy me ocupan.
Para
darle el contexto neuropsicobiológico necesario, primero, recopilaré lo que ya
he dicho en otros escritos de mis blogs:
“Necesitamos
entender que el cerebro está en formación hasta los 23 a 25 años. Aparte, no es
que quede formado y ya está. El cerebro está constantemente cambiando:
adaptándose, acomodándose, aprendiendo, desaprendiendo y reaprendiendo las 24
horas del día los 365 días del año. Adolescentes y jóvenes están todo el tiempo
recibiendo información, adaptándola, rechazándola, mejorándola, creándola y,
por eso, es natural que hoy te digan con mucha firmeza su postura en un tema
(por ejemplo que no van a tener novio) y después del fin de semana, cambiaron
de postura (conocieron al hombre más maravilloso que han conocido y se ennoviaron).”
“Adicionalmente,
el aumento en testosterona, estrógeno y progesterona modifica completamente,
además del biológico, su aspecto psicológico, social e intelectual. Algunos de
los cambios más recurrentes en los jóvenes son:
-Aumenta
la curiosidad y ganas por salir.
-Disminuye
el “tragar entero”: el pensamiento crítico aparece y se fortalece, lo que hace
que el joven pregunte, saque sus propias conclusiones y opiniones de todo.
-La
necesidad de pertenecer a un grupo y de ser aprobado toma la prioridad en su
vida.
-Se
consolida el autoestima, la imagen corporal, el autoconcepto y la formación de valores.
-Aumenta
la impulsividad y la necesidad de arriesgarse y rebelarse ante toda forma
convencional.”
Entonces,
ya con este contexto, las frases e ideas que compartí arriba y que muchas veces
usamos y que tenemos impresos por nuestra crianza con nuestros padres y abuelos
en nuestras mentes muchos padres, profesores y adultos de hoy, evidentemente,
están desconectadas con la realidad neuropsicobiológica del adolescente y
del joven. Esa es la primera herramienta de este escrito, la conclusión:
Esas frases no ayudan en la formación de nuestros jóvenes, por el
contrario, dificultan el desarrollo de su pensamiento crítico y las habilidades
de empoderamiento e inteligencia emocional y minan totalmente su autoestima.
En
lo que sí ayudan es en mantener el autoritarismo en casa y logran como efecto,
en los jóvenes, una de las 4 R’s: Rebeldía, revancha, resentimiento o retraimiento
(de esto hablaré más en detalle en otro artículo más adelante) y la pérdida de
confianza, empatía, comunicación, conexión y respeto entre padres e hijos y
aumentan el miedo y la brecha generacional.
Sí,
los jóvenes, tal como pasa con cualquier adulto (por favor, no te vayas a
autoengañar), van a preferir que las cosas “se hagan” a su manera. La
diferencia, está o debería estar (lamento decirlo porque no es lo deseable en
crianza, pero, hay padres que aún no han dejado de ser adolescentes) en que la
mayoría de las veces los adolescentes buscan situaciones o actividades sin
límites, arriesgadas e impulsivas, pues es lo que su cerebro en su influencia
hormonal le dicta que debe hacerse mientras que, los padres o adultos, en
general, usan su lóbulo prefrontal y deciden y actúan teniendo en cuenta la
seguridad y argumentos y razones que mantengan la vida y la sanidad mental. Por
ello, es que, la autoridad y el poder de toma de decisiones y valores está
legalmente en los padres y adultos. Y eso, es coherente con la
neuropsicobiología humana. El problema está cuando de autoridad pasamos al
autoritarismo y además, pretendemos igualarlo al respeto y sólo permitimos en
nuestros jóvenes y adolescentes, obediencia y sumisión.
Ese
es el problema porque el que un niño de 2 años no cuestione tus órdenes,
decisiones y reglas, que tú seas su todo, su mundo y la última palabra, es lo
esperable, estás formándolo, no tiene criterio ni experiencia suficiente para
argumentar ni saber nada del mundo y cómo afrontarlo, TÚ, EN VERDAD, ERES SU
TODO, ese niño casi todo lo que aprenda, lo aprenderá de ti, por eso tu
gran responsabilidad está en formarte en emociones para educarlo con las herramientas
que necesitará para ser una mujer o un hombre feliz y sano.
Pero,
esperar que un preadolescente de 10 o un joven de 15 no tenga opinión y no la
comunique, no se moleste nunca y siempre haga lo que tú digas cuando tú quieras,
no tenga preferencias distintas a las tuyas, no quiera pasar tiempo con sus
amigos, no tenga sus propias metas y sueños, no quiera tener su propio tiempo, eso
es, aparte de completamente irreal, una idea y creencia represiva y dañina para
la salud mental y emocional de tu hijo y de tu familia porque TU HIJO NO ES
TUYO, NACIÓ DE TI, PERO ESTA ES SU VIDA, NO LA TUYA, él tiene que formarse
sus propios criterios y valores, hacer sus juicios, equivocarse, permitirse
equivocarse, caer y levantarse, amar y perdonar. Porque, y ésta es la herramienta
2 de este artículo, por duro y difícil que suene, nuestra responsabilidad como padres
queda en ser guía, formador y apoyo de nuestros hijos, darles las herramientas
para que ellos sean seres autónomos e interdependientes, nuestra misión no
es controlarlos, moldearlos totalmente a las expectativas de la “sociedad” y
convertirlos en una réplica nuestra, un “mini-me”. Respetar es permitirles
desarrollar su autoestima y autoimagen y no agobiarlos con nuestras
expectativas de lo que deben ser o nuestros miedos de lo que no deben ser.
Es
más, el asunto cuando la expectativa es tener hijos sumisos y obedientes, puede
y es, como lo muestran muchísimos artículos científicos (abajo en la
bibliografía hay algunos de ellos), aún más grave de lo que pareciera, pues las
conductas de sumisión y obediencia que desarrollan tanto hombres como mujeres (aunque
es más visible y estudiado en mujeres) que están criados bajo estos esquemas
educativos tradicionales de dominancia y autoritarismo están correlacionadas
con dependencia afectiva y emocional de pareja, dependencia emocional de hijos,
violencia de pareja, violencia intrafamiliar, bullying, ansiedad y trastornos
por sustancias psicoactivas, adicción y abuso de drogas y muchos temas más ligados
a los efectos de autoestima baja y sumisión que pueden llegar a tener las prácticas
de crianza no respetuosas.
Y
ésta es la herramienta 3 de este artículo: Un niño, una niña y un
adolescente criados bajo un esquema de sumisión y obediencia es la presa fácil
de un abusador de niños, de una pareja violenta y del narcotráfico y, para
hacerlo menos trágico y extremista, simple y llanamente, es la fórmula perfecta
de una vida infeliz y no conozco, hasta hoy, a un padre emocional y mentalmente
sano que quiera ver a su hijo infeliz. Así que, ese esquema, a la gran mayoría de
padres no le conviene seguir aplicándolo en la vida real, por muy cómodo y fácil
que sea (sí, porque lo más fácil es pegar 4 gritos, castigar, quitar celular y
computador y ya, “calladitos se ven más bonitos”, aunque luego, venga la culpa
por el exceso en el maltrato y en el grito y al ver la carita triste del niño o
adolescente).
Hay
soluciones alternativas a la educación tradicional que capacitan en emociones y
en salud mental, que están fundamentadas en conocimientos neuropsicobiológicos.
No, no es fácil, entenderlos ni adaptarlos, no todas las actividades y
principios se ajustan a todas las familias, y eso es respetable y viable, pero
de que se puede criar de otras formas que velen por el autoestima sana de
nuestros hijos y nos permitan ser firmes y amables al mismo tiempo, sí, se
puede y he compartido algunas en mis artículos pasados e iré compartiendo más
de ello.
*Datos
cambiados
**Jassel
Arzuza es Psicóloga, Master en Psicobiología y Neurociencias, Coach,
certificada en Inteligencia Emocional.
Puedes
visitar su webpage en www.jasselarzuza.com para conocer más de ella y seguirla
en IG @jasselarzuza para tips en inteligencia emocional.
Fuentes
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