Red Flag: Cómo Perpetuamos el Maltrato a la Mujer

"Jassel, y lo peor, es que, ahora que “echo la película para atrás” contigo, veo que yo, siempre lo justificaba y pensaba que era verdad, que yo no servía para hacer nada bien porque es que él era tan bueno, trabajaba tanto para la familia y era tan buen padre y esposo y, pues, que yo sí merecía que me gritara, que me dijera todas las cosas horribles que me decía, que me tirara la puerta y fuera tan duro conmigo y, bueno, ya lo último, que me golpeara." Cliente, 35 años, USA 

La violencia contra la mujer es un problema de salud global de proporciones epidémicas. (OMS, 2013). Sí, desde el 2013 ya se visualizaba así, pero, en este año con pandemia se han elevado las consultas por maltrato a la mujer a números pasados de los límites de sanidad cultural. Y, es que, es evidente (y, por ello, ya lo preveían los profesionales de la salud mental y las organizaciones mundiales): el encierro ha detonado a miles de personas que diariamente llevan su salud mental en el límite de lo sano y por “el empujón” del encierro lo han pasado a lo no sano, insostenible e intolerable.

Las estimaciones mundiales que han sido publicadas por la OMS revelan que, aproximadamente, una de cada tres (35%) mujeres en el mundo ha vivenciado la violencia física y/o sexual de pareja o, violencia sexual por terceros en algún momento de su vida (OMS, 2021).

La Organización de las Naciones Unidas ha definido la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada» (Naciones Unidas, 1993).

En este artículo sólo voy a hablar del maltrato a la mujer dentro de la vida en pareja y los factores que lo permiten ya que, sobre el maltrato a la mujer, en general, hay muchísimo para contar y, pues, por algún lado he de comenzar y he elegido el que más he trabajado en mi práctica en este último año.

Esta es una lista de los factores multicausales reconocidos en los estudios científicos e interdisciplinarios (ver abajo la lista de algunos), identificados como los factores que, mayormente, posibilitan el maltrato. Resaltaré en negrilla los que he vivenciado en mi consulta.

Factores Socioculturales

  • La cultura del “honor”
  • La cultura “masculina”
  • Bajo nivel educativo del país
  • Bajo desarrollo económico del país
  • Pocos derechos sociales
  • Falta de democratización del Estado
  • Situaciones de guerra
  • La levedad de las sanciones legales contra los actos de violencia sexual
  • Las desigualdades entre hombres y mujeres
  • La aceptación de la violencia contra la mujer

Factores Personales o del Contexto

Del Autor del Maltrato (la persona que ejerce el maltrato)

  • Tener un bajo nivel de instrucción y educación emocional, cultural, social y/o académica
  • Eventos o un historial de exposición al maltrato infantil o, violencia familiar o, a la mujer
  • Muestra de un trastorno de personalidad antisocial o personalidad altamente narcisista (o tenerlo)
  • Un constante o intenso consumo del alcohol
  • La tendencia a tener muchas parejas o, el hábito de inspirar sospechas de infidelidad en la pareja
  • Mostrar actitudes que toleran la violencia
  • La creencia y el seguimiento fiel a normas sociales que privilegian a los hombres o les atribuyen un estatus superior que les permiten beneficios para hacer y deshacer y otorgan un estatus inferior a las mujeres
  • Permitirle un acceso reducido de la mujer a un empleo remunerado
  • Tener antecedentes de violencia
  • En las discusiones, buscar la discordia
  • Sentir insatisfacción marital
  • Tener dificultades de comunicación con la pareja
  • Mostrar una conducta dominadora masculina hacia su pareja

De la Mujer Maltratada

  • Tener bajos ingresos
  • Tener menos edad que la pareja
  • Tener más hijos
  • Actuar con violencia recíproca hacia la pareja
  • Sufrir de depresión y trastornos de ansiedad
  • Tener tendencia a ser miedosa, estar en estado alerta, o prevenida
  • Tener un consumo de alcohol constante o alto
  • Fundamentalismo religioso
  • Poca satisfacción con la pareja
  • Tendencia a emociones como la culpa y vergüenza personal y social
  • El embarazo
  • Tener un bajo nivel de instrucción y educación emocional, cultural, social y/o académica (factor compartido con el autor del maltrato)
  • Un evento, varias experiencias o un historial de exposición al maltrato infantil o, violencia familiar o, a la mujer (factor compartido con el maltratador)
  • La creencia en el “honor” de la familia (ligado a permitir el abuso, la mentira, el maltrato en nombre del amor y de la preservación de la unión familiar) (puede o no ser compartido por la pareja, algunas veces la pareja no lo cree, pero, sí saca provecho de la creencia de la maltratada)
  • La creencia en la “pureza sexual” (cero o muy poca experiencia sexual de la mujer, mientras que, en el hombre, por el contrario, la creencia es que, entre más experiencias, más estatus superior tiene)
  • Las ideologías que consagran los privilegios sexuales del hombre (desde permitirle infidelidades hasta abusos en el acto sexual no consentido)
  • La tendencia a tener comportamientos crueles cuando hay problemas graves (rechazar, criticar, burlarse de otros, parece ser que resulta como un mecanismo de defensa a tanto abuso, y así, el abusado se convierte en abusador)

Siendo la cultura latina una cultura “machista”, estamos tan acostumbrados a ciertas creencias, actitudes, palabras y dichos que todos, en algún momento, hemos sido cómplices de la violencia a la mujer (sin la intención consciente, unos, y, otros, en cambio, bien conscientes y defensores de esas creencias maltratadoras).

Ahora bien, para los hombres o mujeres que alguna vez han sufrido un maltrato o, que están en sufrimiento (sí, también hay hombres que son maltratados pero no es el tema actual) o, que han sido los autores de un maltrato, les digo, sí, esto se puede trabajar, es muy difícil pero: lo primero, es conocer la historia para entenderse, luego, aceptarlo, y, entonces, las fases de pedir perdón y perdonarse (ya sea por permitirlo, ya sea por perpetuarlo), sanar y liberarse para cambiar los hábitos y creencias anteriores por unas sanas y no maltratadoras.

Se oye muy fácil pero no lo es, se necesita voluntad, tratamiento profesional, constancia y la idea clara de que esto puede tardar años y que hay personas que recaen en las tendencias por sus hábitos y, otras, porque el daño emocional o psicológico ha sido muy difícil, muy largo y profundo. Pero sí, hay esperanza y ya ves que con todos los factores sociales y contextuales que los latinos podemos tener, no hay razón para flagelarte de más, ni sentirte como un caso sin perdón o arreglo, siempre que lo aceptes, cumplas con los resarcimientos o reparaciones legales, emocionales y sociales y busques la ayuda profesional debida. Lo terrible es quedarte callado y seguir siendo maltratador o maltratada o, ser cómplice testigo de lo que está sucediendo. Esto sí es lo terrible y lo que no podemos dejar que suceda.

Para ampliar un poco, o, más bien, para contextualizar los factores que he evidenciado en mi consulta, voy a escribir algunos ejemplos de cómo, con nuestras palabras y acciones, perpetuamos la violencia contra la mujer y lo transmitimos a nuestros hijos e hijas para hacernos conscientes de esas creencias que no generan bienestar en nuestros hogares y empecemos a cambiar y dejar unas generaciones más sanas.

“Es que él no estaba en condiciones (es decir, un eufemismo para disculpar y proteger al hombre que estaba borracho) y entonces ella vino y le dijo que ya era tarde y mejor se fueran para la casa que era suficiente, pero, por supuesto, él no se iba a quedar con esa, él sí le respondió como todo un hombre, que él era el hombre de la casa y que él decidía cuando se iban y la agarró del brazo y le dijo que se sentara a oír el vallenato que estaba sonando y, ella, de rebelde, le dijo que no, que ella se iba y se levantó y se fue. Y, bueno, ya al día siguiente nos enteramos de lo que pasó cuando él se fue y llegó a la casa.”  Colombia

“Yo le expliqué que eso era normal, que lo dejara así y no le reclamara nada, que los hombres siempre tienen una querida aquí, pero que eso no era nada, que eso se le pasaba y, luego, vendría otra y ya, normal, que se acostumbrara porque lo importante es que él sí le cumple a ella en la cama y en la casa, y es que, a esos niños no les falta nada y a ella, menos.” Colombia

“Él le gritó delante de todos, fue terrible, le dijo tantas cosas feas, pero es que era ella la que se lo estaba buscando con su actitud de niña fresa de siempre… uy no, es que ella es demasiado needy, bueno, siempre ha sido así pero, y ahora, con su cuento de que está en depresión post-parto ya lleva 2 meses así, así que anda más needy, tan patética ella.” México

Recuerda la violencia y el maltrato contra la mujer no debe ser tomado como algo normal, o, lo aceptado, o, lo adecuado y mucho menos ser tú la persona que lo perpetúa, consintiendo o, perpetuando las creencias que están en la lista de los factores. Si te sientes violentada o conoces a alguien en esa situación, busca ayuda profesional, esto no es un juego y no es para mirar para otro lado e ignorarlo, o, para quedarte callada por el “quédirán”, pues, lo cierto es que una vida puede estar en riesgo, y, como mínimo, la salud mental de una persona, sí que lo está.

 

*Jassel Arzuza es Psicóloga, Master en Psicobiología y Neurociencias, Coach, certificada en Inteligencia Emocional. 

 

Puedes visitar su webpage en www.jasselarzuza.com para conocer más de ella y seguirla en IG @jasselarzuza para tips en inteligencia emocional.

 

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