De Cómo la Pereza o Procrastinación Nos Puede Ganar


Yo sé perfectamente todo lo que tengo que hacer para lograrlo, pero es que me cuesta tanto, desde el levantarme de la cama.Claro, cuando ya estoy a horas para entregar la propuesta o el reporte, lo hago, sí pero, no doy lo mejor que puedo dar si lo hiciera con tiempo, y lo peor, me da una angustia y una ansiedad que me pone muy mal, por eso estoy aquí.
Felipe*, Panamá


No, no, tranquilo, no estás loco, ni eres “raro”, ni necesariamente tienes un problema de “actitud” porque tiendas a procrastinar o te sientas que eres perezoso (ojo, que puede que sí), Felipe es uno de varios clientes en todo el mundo que llegan a mi consulta por la ansiedad que les está generando el procrastinar su trabajo o sus decisiones personales. Y, sí, debo decirlo, son varios y cada vez, son más, en este tiempo con tantas actividades de ocio a la mano, como lo son los videojuegos y las sustancias alucinógenas que disparan la dopamina y con ello, la sensación de placer o satisfacción de manera fácil, o más bien, más fácil que un logro académico o laboral que, evidentemente, implican muchos más pasos y esfuerzos. 

Es importante tener claro que, como sucede con casi todos los tópicos en psicología y desarrollo personal y laboral, hay varios factores que llevan al asunto en cuestión. En este caso, son varias las razones que se unen en el porqué una persona procrastina y se deja ganar por la pereza. En este artículo, me centraré en la apatía como síndrome debilitador de la voluntad primaria que nos lleva a ser perezosos y a dejar todo para más tarde, no entraré en los temas de apatía social ni de apatía emocional que tienen otros enfoques y desarrollos, sino, en los que tienen origen psicobiológicos. 

En este sentido, la apatía ha sido tratado científicamente bajo varias ópticas, desórdenes metabólicos, predisposición por condiciones genéticas, desórdenes traumáticos e infecciosos y neurológicos. De estos, me enfocaré en el del cerebro y las neuroenzimas, ya que, es neurociencias, una de mis áreas de especialización y estudio. 

La apatía se define como una discapacidad motivacional o un déficit en el comportamiento dirigido a una meta (Levy, 2006), es decir, es aquello que “nos quita las ganas” de hacer algo aunque sepamos que va a ser para nuestro bien o que nos va a hacer felices y, no, no les voy a mentir, hay, hasta hoy muchos estudios que demuestran que es una discapacidad tan difícil de “mover” que la mayoría de los tratamientos tienen una efectividad limitada y que es necesaria mucha retroalimentación, combinación de técnicas provenientes de distintas áreas y refuerzo-apoyo constante profesional para que el tratamiento sea efectivo, constante y duradero en el tiempo. Es decir, esto no es fácil de superar y es mucho más difícil de lograr sin ayuda profesional.

Volviendo al cerebro, en el cerebro de una persona motivada, hay una ruta motivacional establecida que funciona adecuadamente y que “enciende las ganas” de una persona para moverse a hacer lo que sea que tiene que hacer para tener el éxito que se propone, ya sea en lo personal, o, en lo laboral. Esta ruta incluye varias estructuras del llamado sistema límbico (para algunos neuropsicólogos, el centro de la inteligencia emocional) y el lóbulo frontal y prefrontal (también conocido como el área del pensamiento racional, lógico, la toma de decisiones, etc.). 

Sin embargo, en una persona con apatía, desde lo psicobiológico, en su cerebro deja de funcionar esa ruta motivacional o, hay algún daño o deficiencia en las propiedades estructurales y funcionales de las áreas de ese sistema y esos lóbulos y, esto hace que la persona pierda una o todas estas funciones:

1.La voluntad inicial de trabajar o de hacer lo que tiene que hacer para lograr lo que quiere.

2.La motivación para seguir trabajando en lo que tiene que trabajar.

3.El entender o comprender el valor de aquello por lo que está esforzándose.

Finalmente, para subsanar este daño, es importante conocer que, a lo largo de la historia, se han utilizado diferentes terapias, desde las metabólicas, usando neuroenzimas, como en la terapia dopaminérgica ya que, la dopamina es una de las sustancias que maneja esta ruta y que se encarga de dar ese impulso motivacional que todos necesitamos para hacer algo, pero que no es tan fácil de acceder ni desarrollar sin la intervención de un médico, hasta las de neurociencias cognitivas, terapia cognitiva conductual combinadas con herramientas de la filosofía oriental que compartiré en el próximo artículo y a las que sí se puede acceder de manera directa pero que, en definitiva, no les voy a mentir, sí funciona mejor con ayuda de un profesional en desarrollo personal o psicología, es decir, en este asunto, como pasa con el de las adicciones, hay poco chance de salir de este síndrome solito.

PRÓXIMO ARTÍCULO: Cómo Ganarle a la Pereza y a la Procrastinación.

*Nombre cambiado

**Jassel Arzuza es Psicóloga, Master en Psicobiología y Neurociencias, Coach, certificada en Inteligencia Emocional. 
Puedes visitar su webpage en www.jasselarzuza.com para conocer más de ella y seguirla en IG @jasselarzuza para tips en inteligencia emocional.



Fuentes Bibliográficas



Holroyd, C.B., Yeung, N. Motivation of extended behaviors by anterior cingulate cortex. Trends Cogn. Sci 2012; 16: 122 – 128.



Le Heron, C., Apps, M., & Husain, M. (2018). The anatomy of apathy: A neurocognitive framework for a motivated behaviour. Neuropsychologia, 118(Pt B), 54–67. https://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2017.07.003



Levy, R., Dubois, B. Apathy and the functional anatomy of the prefrontal cortex-basal ganglia circuits. Cereb. Cortex. 2006.



Treadway, M.T., Zald, D.H., Reconsidereing anhedonia in depression: lessons from translational neuroscience. Neurosci. Biobehav. Rev. 2011; 35: 537 – 555.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Gánale a la Ansiedad

De Cómo Cambios del Desarrollo Hacen Actuar, Pensar y Sentir Diferente a Jóvenes y Generan CAOS en las Familias

Vampiros Emocionales