Una Conversación de EMPODERAMIENTO con tu Hija: Abre sus Ojos


Ahora, ya sé lo que tengo que hacer.
Carolina*, Miami,15 años

Esta estrategia que hoy comparto aquí, la he trabajado con Carolina y su familia y con otras mamás e hijas de latinas viviendo situaciones parecidas en el mundo. Carolina, al igual que la gran mayoría de adolescentes y jóvenes en el mundo, está pasando por todos los cambios psicobiológicos que influyen en sus dimensiones personal, social e intelectual (como lo vimos en el artículo del mes pasado). 

En este caso particular, los cambios que llevaron a la mamá de Carolina a conversar con ella son: a. El miedo al juicio social, la necesidad de pertenecer a un grupo propio de su edad y de ser aprobada por ellos, como prioridad a cualquier otra cosa y, b. La aparición del pensamiento crítico que hace que la joven saque sus propias conclusiones y tenga opiniones de todo (muchas de ellas en contraposición a las de sus padres).

Estos son dos cambios muy difíciles de tratar con las adolescentes pues, en aproximadamente el 75% de las familias, lo último que quieren oír los adolescentes, es la opinión o guía de la mamá o el papá en cualquier tema. Y, de hecho, se molestan muchísimo cuando el papá o la mamá le dice lo que cree es “correcto” o lo que “debe” hacer, y, en algunas ocasiones, como respuesta en posición de dolor y/o de rebeldía, terminan haciendo exactamente lo opuesto a ello.

Aquí es donde las madres necesitamos aprender a soltar, enfocarnos en el propósito u objetivo de la crianza, confiar en haber hecho bien nuestro papel de padres, empoderar a nuestras hijas, a darles el voto de confianza y a aprender a evitar caer en la lucha de poderes

Sí, muchas cosas juntas y sí, para conseguirlo, tú, madre, eres quien requiere estar centrada y gestionar muy bien tus emociones, miedos y creencias limitantes.

Con Irina, la mamá de Carolina, ya llevamos varias sesiones de desarrollo personal aprendiendo competencias de inteligencia emocional, de crianza, de disciplina positiva y de pareja que, le han resultado muy bien, le han cambiado su vida y la de su familia y que nos llevó aquí. Sin ello, dicho por la misma Irina, “no hubiera podido tener esta conversación de manera tranquila, segura y clara con Carolina, me hubiera desesperado, hubiera manoteado, llorado, alzado la voz y lo peor, le hubiera dicho lo que “tenía” que hacer, o si no, la castigaba, y ahí, la perdía”. 

El asunto en resumen es que, Carolina, tiene una nueva amiga, bonita y diferente, que entró al colegio en Agosto del año pasado. Por esas “intuiciones” de madre, Irina, me comentó en Diciembre, cuando iniciamos nuestras sesiones, que a ella no le “gustaba” Alicia (la nueva amiga de Carolina) sentía que no era una amiga que sinceramente buscaba la amistad de Carolina, porque tenían intereses y formas de pensar y actuar diferentes, sino que, como Caro gozaba de buena reputación, era líder en el grupo, y muy querida y valorada tanto por varones como para chicas, la “utilizaba” para poder “entrar” más fácil al grupo pero, además tenía la sensación, de que, Alicia, por la impulsividad de sus acciones y comentarios, la ligereza de sus juicios y la frivolidad con la que hablaba de temas delicados, podría ser una “mala compañía” y que podía “caer” en “malos pasos” y hacer que su hija cayera allí, también.

Pero que, ya ella había usado varias técnicas que le habían resultado peor: le había dicho en octubre que no le iba a dar permiso para que se quedara en casa de Alicia a dormir o en fiestas en su casa y que eso le había molestado a Caro y alejado mucho de ella porque sentía que la estaba alejando de su grupo de amigas y que, luego, en Noviembre, luego de unos comentarios duros que hizo Alicia de Caro en el grupo, que la “habían dejado mal parada”, le había dicho: “stay away from Alicia, she is bad news for you” y eso, la puso furiosa y le dijo que no le iba a contar más nada de Alicia.

Entonces, sabíamos que aunque su hija es muy inteligente, está en la fase en “la que todo lo que le digo, lo ve como una amenaza, y se molesta muy fácilmente con cualquier cosa que digo o hago y se cierra a todo lo que opino”, así que, ya no sabía qué más hacer y tenía mucho miedo de decirle su opinión real de las intenciones de Alicia: sus miedos e hipótesis de las intenciones reales de Alicia. 

Esto es muy común pues, ella, al igual que muchas de las mujeres latinas de hoy entre los 35 y 50 años que lidiamos con adolescentes, fuimos educadas en un sistema en el que había poca comunicación clara y directa y mucho tabú, prejuicios sociales y miedos callados. Era muy usual el castigo, el afirmar y el decir: “es mala compañía ya verás, me agradecerás, ahora no entiendes porqué te lo prohibo, porqué te castigo, porqué te lo digo, pero ya sabrás en el futuro, ya verás cuando tengas hijos… etc…” pero nunca decir realmente por qué. Hecho que genera más desconfianza, rabia y confusión en el adolescente que ya, de por sí, tiene la mente enredada con tanta hormona fluyendo enloquecida por el cuerpo.

Entonces, lo primero que aclaramos en nuestro proceso fue si ella sentía que ella le había transmitido a Carolina todos los valores que creía que necesitaba para desarrollarse sola e independiente en el mundo real y que si ella sentía que la había capacitado en algunas competencias de inteligencia emocional y social. Ella me preguntó por ejemplos de eso, le di ejemplos de situaciones que podía enfrentar Carolina y si creía que ella podría resolverlas y llegamos a la conclusión de que sí, de que ella le había transmitido lo que creería suficiente, que “podría ser mejor, pero, sí, creo que sí”.

Luego, le pregunté si sabía cuál era el propósito final de la crianza, en otras palabras, qué es lo que un buen padre debe haber podido lograr en la crianza con su hijo, me dijo que no, que realmente no lo tenía tan claro. Algo que no me causa sorpresa porque, desafortunadamente son muy pocos los padres que lo tienen claro. Y le expliqué: el propósito de la crianza es lograr que los hijos sean autorregulados, interdependientes (ni dependientes de mamá o papá para todo, o del gobierno o del jefe o de la pareja, ni tan egocéntricos o prepotentes que no entiendan que el ser humano es un ser social y natural y necesita por lo tanto de otros y del mundo natural para vivir y debe respetarlo y cuidarlo) y exitosos en lo que sea que escojan para ser feliz (desde las decisiones diarias hasta la pareja o el oficio que decida emprender). En otras palabras, que tus hijos NO TE NECESITEN PARA SER FELICES y sepan cómo VIVIR EN BIENESTAR porque ya todo lo que les podías enseñar y modelar, lo diste y ellos aprendieron lo que quisieron aprender y se quedaron con lo que se quisieron quedar para aplicarlo en sus vidas de adultos.

Entonces, le expliqué que la mejor manera de probar que ella era una buena madre era SOLTANDO, dejando que ella decidiera qué hacer, empoderándola, dándole la confianza para decidir y actuar bajo sus principios. Eso sí, informarle su punto de vista con claridad, sus miedos y sus creencias y, sobre todo, dejándolo claro que, cualquiera que fuera su decisión ella iba a estar para abrazarla y apoyarla pero que, las consecuencias de sus decisiones debían correr por su cuenta y que ella ya no podía protegerla de esos efectos de sus propias decisiones, que ella se labraba su destino en el día a día con sus decisiones. 

Así que, acordamos que iba a manejar sus emociones y miedos y no le iba a hacer ningún comentario negativo de Alicia que le hiciera sentir amenazada hasta que pasara un evento donde se evidenciara las intenciones de Alicia. Sólo iba a quedarse callada con cualquier otro comentario y evitar así, la lucha de poder. Sin embargo, planeamos e hicimos juntas el diálogo que sostendría con Caro apenas hubiera otra situación que confirmara sus sospechas y sí, finalmente, sucedió en el fin de semana siguiente de nuestra cita y de esta manera, lo resolvimos: 

Irina: “Caro, ¿Alguna vez has sentido que Alicia, de alguna forma, está queriendo usarte para entrar al grupo?”  

Caro: “Sí, esta vez sentí que, como vio que Julia y Paula no le habían guardado puesto a ella porque no le tienen confianza, me hizo sentarme al lado de ella porque sabía que mis otros amigos iban a querer sentarse conmigo, aunque no les cae muy bien a ellos, tampoco, pero que, como yo estaba con ella, ellos se iban a sentar ahí y dejar a Julia y a Paula solas.” 

Irina: “Es que yo sé que te he castigado y no te he explicado muy bien   porqué, pero hoy te voy a decir y es que yo creo que eso es lo que Alicia busca. Ella es muy diferente a ti y mira que ni Pau ni Julia gustan de ella porque no la sienten sincera y porque se mete en muchos problemas sin pensar en las consecuencias. Y eso es lo que me ha dado miedo, que tú no te des cuenta de sus intenciones y que empieces a actuar como ella, a la loca y sin medir consecuencias. Pero bueno, hoy veo que tengo que confiar en ti, que tú sí te das cuenta de muchas cosas y que, tengo que entender que, así no esté de acuerdo con algunas de tus decisiones, tengo que dejarte que pruebes y que sepas que si te caes, sé que podrás levantarte porque estás preparada para ella y que sepas que contarás conmigo, estaré para consolarte y apoyarte dentro de lo que me sea posible, que no puedo protegerte siempre de caer, pero, yo soy quien tengo que tener claro que son tus decisiones y es tu vida la que estás formando con tus acciones y eres tú quien la tienes que vivir. Eso sí, que sepas, aunque no te guste muchas veces, que te diré cuando vea algo que puede ponerte en riesgo y seguirá habiendo reglas para convivir en casa, sólo que ya no esperaré que, en todas las decisiones tú hagas lo que yo creo que debas hacer. Tú ya no eres una niña y tengo que tratarte ya como una joven con su propia personalidad y toma de decisión.” 

Caro: “I know, mommy.”

Al día siguiente, Caro le dijo lo que escribí arriba: “Mami, gracias por la conversación de ayer, la necesitaba. Ahora, ya sé lo que tengo que hacer.”

Finalmente, hasta ahora, un mes después, Carolina ha decidido alejarse de Alicia, especialmente porque hace 2 semanas fue su cumpleaños y en el chat que abrieron para la fiesta, entraron otros amigos de Alicia que Carolina no conocía de su otro colegio y que comentaron que iban a llevar drogas a la fiesta para “animarla”, como algo que usualmente hacían en su grupo. Carolina no fue a la fiesta porque, en eso sí está bien de acuerdo con su mamá: nada de drogas. Y, hasta allí, llegó Alicia. 

Ojo: este diálogo lo logramos porque Irina ya ha aprendido a enfocarse en el objetivo de crianza y cada vez más ha dejado la tendencia de los padres a vivir en la lucha de poder en la que caía todo el tiempo. No es fácil llegar a este punto, entiendo totalmente a todos los padres que están pasando por estas fases, y que se quedan en la lucha de poder y los castigos como una herramienta de crianza por miedo o porque no conocen otras, pero quiero que sepan que sí, se puede, lograr criar de una manera más consciente, más respetuosa y conectada con la realidad, que empodere a nuestros adolescentes, Irina me lo mostró una vez más.

*Nombres cambiados 

**Jassel Arzuza es Psicóloga, Master en Psicobiología y Neurociencias, Coach, certificada en Inteligencia Emocional. 

Puedes visitar su webpage en www.jasselarzuza.com para conocer más de ella y seguirla en IG @jasselarzuza para tips en inteligencia emocional.

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