De Cómo Cambios del Desarrollo Hacen Actuar, Pensar y Sentir Diferente a Jóvenes y Generan CAOS en las Familias
Yo sé que ella quería salir, pero, nunca me imaginé que
decirle no, como siempre hago,
iba a hacer que ella hiciera esto. Mexicana, 41 años
Esta es
la parte 3 de la historia de Linda* y su mamá. Además del temperamento de Linda
que la hace más susceptible al rechazo o a la no aprobación de los demás, y que
expliqué en el artículo anterior, Linda de Colombia, al igual que, María José
de México, Sandra de U.S.A., Alicia de Canadá, Natalia de Francia y Catalina de
Argentina, todas hijas de latinos con las que he trabajado, han pasado por cambios
típicos de la adolescencia que les llevaron a una crisis personal de identidad
y, consecuentemente, familiar.
Y es
que, hay que entender que, hoy en día ya entre los 8 - 10 años (preadolescente)
y hasta los 23 - 25 años (adulto joven) se presentan una gran cantidad de
cambios neurológicos, fisiológicos y endocrinos que modifican constantemente
nuestro cuerpo, que estos cambios se notan visiblemente en nuestra conducta y que
forman, junto a las experiencias vividas, al adulto que terminamos siendo. Ahora
bien, en ese período de tiempo las personas que, generalmente, están presentes
y en gran parte de ese tiempo de vida deben responder legalmente por nuestra
conducta, son nuestros padres.
Con lo
cual, es apenas lógico que nuestros padres ejerzan el papel regulador de
estos cambios, lo terrible es que: NADIE LOS PREPARA PARA ESTO y, en
consecuencia, pasa de todo en casa: bonito, feo, malo, constructivo,
destructivo, etc. Lo bueno es que, con un poco de información al respecto,
comprensión y estrategias (y, si es posible, ayuda profesional) se puede hacer
más llevadero un proceso que es totalmente normal que suceda.
Lo
primero que necesitamos entender es que el cerebro está en formación hasta
que cumplimos 23 a 25 años. Aparte, no es que quede formado y ya está: no,
para nada. El cerebro está constantemente cambiando: adaptándose,
acomodándose, aprendiendo, desaprendiendo y reaprendiendo las 24 horas del
día los 365 días del año, hasta siendo aún adultos mayores, el cerebro
aprende. La diferencia al ser mayores, está en la rapidez de las conexiones
neuronales que va disminuyendo con los años y, con ello, la plasticidad
neuronal, lo que hace que sea más difícil aprender y cambiar, mas no, imposible.
Entonces,
nuestros adolescentes y jóvenes están todo el tiempo recibiendo información,
adaptándola, rechazándola, mejorándola, creándola y por eso, no es anormal
que hoy te digan con mucha firmeza su postura en un tema (por ejemplo que no
van a tener novio si no en 1 año porque quieren disfrutar de su soltería)y después
del fin de semana, resulta que te cuentan que ya cambiaron de postura (conocieron
al hombre más maravilloso que han conocido y ya se quieren ennoviar).
Adicionalmente,
el aumento y variación recurrente en los niveles de testosterona, estrógeno y
progesterona que ocurre en esas edades y especialmente entre los 10 y 19 años,
modifica completamente, además del biológico, el aspecto psicológico, social e
intelectual de una persona.
Los
cambios que, en general, en lo personal, social e intelectual, hacen que una
joven sea tan cambiante son:
-Aumenta
la curiosidad y ganas por salir a conocer todo lo que pasa fuera de casa,
en el mundo exterior.
-Disminuye
el “tragar entero”: el pensamiento crítico aparece y se fortalece, lo que
hace que la joven saque sus propias conclusiones y opiniones de todo. Es
decir, aunque en casa y en el colegio le digan un concepto de una situación o
persona, ella pensará lo que su lóbulo prefrontal genere como conclusión de esa
persona o situación, sin importar el cómo y qué tanto le hayan prevenido de una
persona o situación.
-La
necesidad de pertenecer a un grupo y de ser aprobado toma la prioridad en
su vida, con lo cual, muchas jóvenes harán lo que sea necesario para pertenecer
a un grupo, hasta perder su identidad, invertir sus valores tradicionales y
hasta negar que su opinión sea diferente en un tema, para poder hacer parte de
la “banda”.
-La
atracción sexual, la identidad sexual y el deseo sexual aumenta, con lo
cual, muchos de sus comportamientos tendrán como fin el formar pareja.
-Se
consolida el autoestima, la imagen corporal, el autoconcepto y la formación de
atribuciones. Por ello, la ropa, el peinado y hasta los lugares a los que
van las jóvenes toman más importancia que nunca pues, se juzgan ellas mismas y
se ven juzgadas por lo que piensen los demás de su apariencia y de las
atribuciones que corresponden (si me pongo la marca de este vestido que viste
tal figura pública reconocida, me van a percibir igual de “cool”, linda y “chévere”
que a ella).
-Aumenta
la impulsividad y la necesidad de arriesgarse y rebelarse ante toda forma
convencional. De ahí que, comience la lucha de poderes en casa entre los
padres o adultos que crían adolescentes y jóvenes.
Como se
puede ver, todas estas respuestas en esta etapa de la vida son las que, en
gran medida, explican las discusiones, peleas, malos tratos y hasta tragedias
entre los miembros de una familia con una joven adolescente. Hasta aquí,
algunos de los cambios que suceden, para entender y comprender que todas
nuestras jóvenes pasan en mayor o menor medida por esto y que tú, madre, padre,
no estás solo. Aguanta que, esto también pasará. En el próximo artículo,
algunas estrategias para afrontar de manera más llevadera esta normal fase de
nuestras vidas. Así que,
esta historia, aún continúa….
*Todos
los nombres cambiados
**Jassel Arzuza es Psicóloga, Master en
Psicobiología y Neurociencias, Coach, certificada en Inteligencia
Emocional.
Puedes visitar su webpage en www.jasselarzuza.com para conocer más de ella y seguirla en IG @jasselarzuza para tips
en inteligencia emocional.
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